Sus primeros trazos los hizo con alguna rama o la punta del machete mientras contemplaba el paisaje
de la Sierra Norte, en su natal Teococuilco de Marcos Pérez, comunidad zapoteca perteneciente a Ixtlán
de Juárez, Oaxaca.
Desde muy joven se interesó en aprender a pintar, teniendo la fortuna de haber abrevado de maestros
de la talla de Alejandro Santiago, Maximino Javier, Rosendo Pinacho, Emiliano López, Armando Guerrero, Amador Montes, entre otros.
La experiencia adquirida con el maestro Alejandro Santiago enriqueció, sin duda, su innato talento por el dibujo y la pintura. Posteriormente comenzó en solitario su búsqueda para definir el lenguaje artístico
que ahora conocemos. Una expresión que refleja las convicciones con las que ha vivido cada día:
honesta y genuina, creativa y dinámica, fresca y alegre, inesperada y virtuosa.
Su trabajo artístico se ha multiplicado en diversas técnicas (escultura en metal, cerámica, madera, gráfica, óleo, acrílico, etc.) aunque los elementos de su obra siempre recurren a su infinito imaginario interior, a esa fauna y flora vertiginosas.
No obstante cabe mencionar que su búsqueda de una expresión estética particular, la ha tejido con una constante presencia para con su entorno, fomentando el desarrollo cultural en todas sus expresiones al propiciar una interacción e injerencia en las comunidades y el tejido social donde se desenvuelve.
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